📕 Durante la segunda mitad del siglo XIX México vivió un proceso de expropiación campesina por medio de las leyes de desamortización, colonización y terrenos baldíos, que provocó una mayor oferta de fuerza de trabajo no tan sólo en el agro sino también en las ciudades. La migración a las ciudades producto de la expropiación, por lo menos para el caso de la ciudad de Puebla entre 1878 y 1889, no estimuló la aparición de nueva pobreza y delincuencia, debido en gran parte por las alternativas de trabajo en el mismo campo. El proceso de expropiación en México, entre 1856 y 1909, puede ser interpretado dentro de la categoría de acumulación originaria, al haberse dado una separación efectiva del productor directo de los medios de producción, pero que presenta características diferentes al modelo inglés considerado típico. En el caso mexicano tenemos que el país vivió una época de dependencia colonial, el principal medio de producción lo constituyó la tierra, la burguesía se encontraba débil por lo que el Estado asumió el papel de promotor del desarrollo, la agricultura no se modernizó y la movilidad del trabajador agrícola fue limitada a nivel horizontal por la escasa industrialización.