📙 Excerpt from El Japon Heroico y GalanteA primera vista todas parecen fabricadas en el mismo molde y movidas por igual resorte. Las bocas, diminutas, iluminadas con un ligero toque de carmín, que las hace más pequeñas aún y más infantiles; los ojillos, negros, rien tes, luminosos y maliciosos; las manos, ñnísi mas, manos de princesa, y sobre todo, los pei nados, esos grandes, esos caprichosos peina dos, que son obras de complicadisima arqui tectura esos peinados, en los cuales hay arcos, círculos, espirales, fuentes y cúpulas; esos pei nados, orgullo y tormento de las señoritas niponas, son en todas ellas iguales. Y, sin em bargo, parece que los hay de diez y seis estilos distintos. ¡diez y seis estilos! Pero tales suti lezas no se ven desde luego, Ahora, lo único que he logrado, después de contemplar á mis vecinitas atenta y respetuosamente durante las horas del viaje, es convencerme de que no son tan iguales como al principio se me antojara. ¡no! Hay 'entre ellas diversidad de expresión, de fisonomía y de facciones. De perñl - si pue de llamarse perñl a esta silueta de contornos apenas delineados - notase que la variedad de tipos es numerosa. Lo que las hace resultar uniformes es el mecanismo de los modales y de las actitudes En esto, seguro estoy de ello, no hay ni diez y seis ni seis modales, sino uno solo, único y exclusivo. Envueltas en sus am plios kimonos, mis compañeras de viaje han evolucionado, desde que salieron de Yokoha ma, con una armonía que me obliga a pen...