📘 El libro analiza un problema que no es nuevo para el humano, lo novedoso hoy del mismo es que representa un desafío para la educación en un mundo que al globalizarse muestra su mayor déficit en una cultura de valores para hacer realidad la prédica humanística de la Modernidad ilustrada. En efecto, cómo imaginar un mundo mejor cuando en nuestras escuelas el alumno manifiesta un rechazo y hasta odio por lo escolar. Cierto gusto por expresar rencores sociales acumulados expresan los jóvenes de nuestras escuelas cuando andan en grupo y, eso hasta ahora la escuela latinoamericana lo ve desde el ángulo de la desadaptación social y no como una característica de una sociedad marcada por la desigualdad y la exclusión.Todo nuestro discurso escolar se centra en buscar formar élites para la escala social y no como un paso para generar educación y ciudadanía donde la ética de la responsabilidad sea la invitada central. La reflexión del libro busca centrar el problema dentro de los límites del abuso que toda violencia contiene y, en ella no hay violencia buena y violencia mala.